sábado, 24 de enero de 2009

LA REVOLUCIÓN CUBANA

Desde que Cuba se independizó de España, su vida política dependía de la relación que mantenía con Estados Unidos.
Todo comenzó porque el 23 de febrero de 1903, el gobierno de Estados Unidos obtuvo una concesión perpetua otorgada por Tomás Estrada Palma, primer presidente de la República de Cuba.
El recién formado protectorado estadounidense incorporó la Enmienda Platt en la Constitución cubana. El tratado cubano-estadounidense establecía, que Estados Unidos tendría completo control y jurisdicción sobre la bahía de Guantánamo.
La economía de Cuba dependía de las exportaciones de azúcar, cuya producción y comercialización estaba controlada por compañías extranjeras.
A partir de 1944, por primera vez la mayoría de la población pudo participar en elecciones, sin embargo, los gobiernos electos continuaron bajo la influencia de Estados Unidos.
En los primeros años de la década de 1950 un sector del ejército dio un golpe de Estado, con un nuevo dictador, Fulgencio Batista, cuya dictadura sólo se mantuvo durante una violenta represión. En poco tiempo, comenzó la resistencia, que reclamaba entre otras cuestiones la lucha contra las injusticias y desigualdades.
El 26 de Julio de 1953, un centenar de jóvenes decidieron tomar el cuartel de Moncada y tres años más tarde, en 1956, organizaron una expedición desde México para ingresar de nuevo en Cuba de una forma clandestina. Con el tiempo, dicho grupo terminó convirtiéndose en el "ejército rebelde".
Durante los primeros meses de 1958, los guerrilleros intentaron organizar una huelga general, aunque fracasaron. A partir de ese fracaso, decidieron continuar realizando guerrillas rurales, para poder posteriormente, invadir los llanos, tomar las provincias centrales y, por fin, derrocar a la dictadura.
En pocos meses fueron conquistando estos objetivos y con el paso del tiempo todo ello se transformó en una verdadera revolución social.
Una vez en el poder, se adoptaron un conjunto de medidas que modificaron de raíz el orden social en Cuba. El ejército de la dictadura fue reemplazado por el "ejército rebelde", los cargos de gobierno fueron asumidos por los jefes revolucionarios y, a partir de allí, se inició la tarea de transformar a la sociedad cubana.
Para modificar las enormes desigualdades económicas que caracterizaban a la sociedad cubana, el gobierno revolucionario comenzó a aplicar la Reforma Agraria.

En 1961 Cuba rompió relaciones con Washington y proclamó el carácter socialista de su gobierno y estrechó sus lazos comerciales con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el resto de los países socialistas. Frente a esta decisión, Estados Unidos presionó a los demás países de América Latina y logró que expulsaran a Cuba de la Organización de Estados Americanos y rompieran relaciones con su gobierno.
Los cambios en la economía fueron acompañados por reformas en otras áreas, que buscaban transformar a la sociedad cubana. En ese sentido, el gobierno estableció dos áreas de prioridad: la educación y la salud. Además aplicaron una nueva ley de alquileres, se otorgaron créditos a largo plazo para que los inquilinos pudieran comprar sus casas, se estableció la gratuidad de todos los servicios y el establecimiento de una ración de alimentos y vestimenta para cada uno de los cubanos, también se intentó reducir las diferencias salariales entre los trabajadores.
Estados Unidos buscó por todos los medios aislar a Cuba de los demás países latinoamericanos y ahogarla mediante un bloqueo económico y marítimo que afecta al pueblo cubano desde hace décadas. A partir de ahí Cuba se encontró en diversos problemas económicos y políticos, debido a que en otoño de 1962 las relaciones entre ambos países se volvieron aún más tensas, cuando Estados Unidos comprobó que Cuba había instalado en su territorio misiles de origen soviético. Luego, entre los meses de julio, septiembre y octubre de ese año la isla caribeña se vio sacudida por una serie de desastres naturales, que llevaron consigo la pérdida de las cosechas, incluyendo la prolongada sequía.
La ciudad de La Habana fue la sede de la IX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en noviembre de 1999. Tan sólo acudieron a ella 21 mandatarios, entre los que se encontraba el rey Juan Carlos I, el primer monarca español que visitó la isla, y por diversas razones faltaron cinco presidentes americanos. Al término de la Cumbre, los asistentes firmaron la llamada Declaración de La Habana, que entre otras afirmaciones instaba al gobierno estadounidense a poner fin a la aplicación de la ley Helms-Burton.

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